segunda-feira, 27 de junho de 2016

Lasar Segall, lo expresionista brasileño

Los expresionistas defendían el predominio de la realidad interior sobre la exterior, oponiéndose a los impresionistas y su gusto por la luz cambiante, por la atmósfera volátil, por el movimiento continuo que agitaba la vida en el campo y en la ciudad. El repertorio expresionista, extraído de la realidad circundante, exhibía agudas preocupaciones existenciales, morales, religiosas, políticas y sexuales, expresadas al comienzo con clores puros, contornos marcados y formas de inspiración "primitiva" -- cuyo poder de síntesis había sido tomado prestado del arte de África y de Oceanía, de los niños y de locos. Sus temas principales se dirigieron, con el paso del tiempo, de los idílicos paisajes y desnudos hacía composiciones místicas y visionarias, hasta llegar a retratos de intensidad visceral y escenas urbanas con tipos humanos moralmente descalificados.

(...)

Para los expresionistas (...) es necesario que cada uno supere lo exteriormente verdadero (lo interesante) en beneficio de lo esencial (interiormente verdadero). (...) Cada uno debería ser estimulado sólo para entender lo esencial a partir de sí mismo de forma personal verdaderamente indispensable.

La idea de que el arte debía expresar lo "interiormente verdadero" y, al mismo tiempo, la convicción de que la permanencia de un estilo era "contrarrevolucionaria", explica en buena parte el "estilo"-- si podemos usar la palabra camaleónico del artista (Segall).

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