"Valdés trabaja sus materiales como un costurero y les da forma mimetizando em cierta manera la realidad preexistente, como lo eran las ideas en la filosofía de Platón. No es una realidad cotidiana, anecdótica ni banal, sino que es la apretada conformación de luz y color, de imago y forma, ya colocada por alguien antes y que él transforma a través de su celosía particular. Valdés envuelve las imágenes de la caverna platónica, ya vistas en colores, formas y texturas, como puros componentes estéticos de un trabajo plástico. En la talla del zapatero prodigioso reordena la mirada sobre la Historia del Arte y conforma su vidriera especial, su mendo panteísta. Sua magia -- manipulando iconos de Tiziano a Matisse, de rembrant a Manet -- reside en la descontextualización y en su capacidad de reactivación icónica."
(...)
" las imágenes de Valdés son metáfora de este mundo: lo suplantan y lo recrean, lo contaminan y lo enaltecen a la vez. Representan asimismo un noble repostaje de homenajes dotado de una fértil singularida. Junto al despliegue temático de la gran pintura clásica surgen variantes de un lenguaje que aglutina las incidencias artísticas del presente. Toda una intrépida síntesis expresiva que confiere a sua pintura, gracias sobre todo al volumen narrativo de la materia, el rango de un espacio suficiente.".
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