El crítico Geraldo Ferraz publica el artículo "Segall escultor" en el Diário da Noite, comentando las primeras esculturas de Segall: "Cuando regresó de París, hace do años, y fue para el barrio alto de la Vila Mariana, Segall traía apenas un trabajo de escultura. Era un bajorrelieve de yeso colorido, llamado Familia, en el que se destacaban, liderándose de la superficie lisa de las telas extendidas, las figuras que el pintor plasmó, primero, en la materia maleable de sus cuadros...La transición del artista hacia la escultura fue una etapa largamente meditada. (...)
La gran obra es esta Maternidad.
La figura de mujer no piensa más. Sólo las manos tiemblan y vibran acariciando y envolviendo el corpo de la criatura. La cabeza infantil se apoya en los senos protectores. Y, freudianamente, todo ese conjunto sintetiza la idea de que el hijo, aun después de nacido, permanece dentro del cuerpo donde fue gestado. En sus entrñas. En su sangre. Es toda una obra poderosamente simbólica y realista en su profunda verdad, absorbente en su alta sonoridade de poema humano. Preso acá abajo y tan universalmente grandioso que se confunde con la tierra donde el grupo de Maternidad pesa y se transfunde, identificado con la substancia cósmica.
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