Publica el álbum Recordación de Vilna em 1917 (5 puntas secas), con prólogo de Paul Ferdinand Schmidt, quien hace el seguiente análisis:
"Recordación de Vilna: aqui, su nostalgia de la patria se reviste de la vibración melancólica del sufrimiento ruso. El horizonte infinito de la tierra rusa y el cielo nublado de Vilna se graban en las personas; la monotonia de la existencia se tiñe de sangre por la constante amanaza del pogrom. Ese mundo distante mantiene de forma tan intensa los recuerdos de la juventud de su gente que toda la obra de Segall está marcada por el amparo de esta melancolia y de la vida sin alegría. Pero la fuerza estética es impresionante. Segall arranca de una única cuerda melodías infinitamente variadas. Cada imagen, cada nueva técnica empleada, hace surgir un nuevo universo pleno de significado.".
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